miércoles, 13 de agosto de 2014

UNA TARDE DE VERANO

Era una tarde de verano, el día anterior habíamos hablado de vernos, y a ambos nos venía bien, hacía tiempo que nos conocíamos virtualmente, y algo menos que nos conocíamos personalmente, pero siempre habíamos coincidido con más gente, nos caíamos bien y porque no quedar una tarde para tomar algo, él día que le conocí me sorprendió, era bastante más guapo en persona que en las fotografías que había visto de él, moreno, ojos grandes, y una bonita sonrisa, pero tenía pareja y eso para mi era algo tabú.

Hacía mucho calor, así que elegí un vestido hippie fresquito que me había comprado unos días antes y que aún no había estrenado, cuando iba a salir de casa me vi en el espejo, quizás tenía demasiado escote, eran dos tiras que tapaban el pecho y que se anudaban en el cuello, sin duda dejaban entrever un buen canalillo, quizás era excesivo para tomar un café con un amigo, pero si me cambiaba llegaría tarde así que me dio un poco igual.

Le recogí en su casa y fuimos a una terraza a tomar algo, era muy pronto no había nadie, teníamos el bar para nosotros solos, el sol se colaba entre las sombrillas, hicimos una apuesta el decía que el sol llegaría al canalillo, yo decía que según giraba el sol no lo haría, y perdí. Supongo que era sólo una excusa para poder mirar sin parecer descarado, era como si nos conociésemos de siempre, hablamos de política, de nuestras vidas, de la familia, y me contó que su matrimonio no funcionaba, estaban a punto de separarse, la cerveza  se convirtió en mojitos y la noche nos cogió allí sentados entre risas, vaciles, y batallitas, ya era de noche así que porque no cenar, ya era casi media noche y al día siguiente había que trabajar, así que le convencí para que me dejase pagar, así me aseguraba que volviésemos a vernos.

Mientras le llevaba a su casa, le miraba, era un tío interesante, guapo, inteligente y muy divertido, llegamos a su casa, paré en la puerta, "bueno se te acabó el billete" Eso parece" nos acercamos para despedirnos, un beso fue a la mejilla, el otro a la comisura de la boca, ambos nos quedamos inmóviles por un instante, no, no aún sigue casado me dije, él debió de pensar lo mismo porque abrió la puerta y bajó del coche.

El semáforo estaba en rojo, así que me quedé mirando como se alejaba, al ponerse en rojo le adelante y bajando la ventanilla le dije " ves por el sol eh" me miro y se carcajeó, " te apetece tomar la penúltima??" sonreí, me encantaba la idea, "a la penúltima nunca se le dice que no", aparqué y fuimos a un bar que estaba al doblar la calle. Tras un par de copas con mucho disimulo nos echaron del bar, era hora de cerrar, ya daban las dos, y ambos andábamos algo pasados de alcohol en dirección al coche, "yo así no puedo conducir", él se río, me agarró la mano y cambió el rumbo hacia un descampado que había al otro lado de la carretera, cruzamos corriendo mientras reímos, al llegar al descampado se dirigió hacia un camión al llegar me apoyó contra la puerta, nos miramos y x primera vez en mucho rato dejamos de reír, se produjo la misma pausa que en el semáforo cuando se bajó del coche, con una diferencia esta vez ninguno se fue, nos miramos a los ojos, mi corazón aumentó el ritmo y lentamente me acerqué hasta sus labios, sus labios eran gorditos, carnosos, mis labios los atraparon, mi lengua los recorrió, su boca se entreabrió dejando paso a mi lengua que se envolvió con la suya, se presentaron se conocieron y se gustaron, comenzaron un lento baile que unos segundos más tarde se tornó en hardcore, nuestras bocas se devoraban mientras sus manos me apretaban contra él.

Escuchamos gente hablar, yo comencé a reír, me tapó la boca con su mano.... shhhhh, sacó unas llaves de su bolsillo y abrió el camión, haciendo una reverencia como si fuera una princesa me invito a subir, no sin que yo agarrara el vestido y le diera las gracias haciendo una genuflexión, subí y me quedé alucinada, siempre había pensado en un camión como un habitáculo con dos asientos  sucio y con calendarios porno, pero me encontré una habitación, limpia, con una cama, una mesita y que tenía suficiente altura para permanecer de pie, después del impacto y de sus risas por ello, me senté sobre la cama, él se arrodilló frente a mí, sus manos agarraron mis mejillas y me besaron, desaparecieron las sonrisas, y dieron paso a unas miradas que denotaban deseo, deshizo el nudo del cuello y dejó caer las tiras dejando mis pechos al descubierto, los miró y después me miró a los ojos, puffff fue lo único que atinó a decir antes de acercar su boca a uno de ellos, su lengua los recorrió haciendo que un gemido se escapara de mi boca,  los lamía, los succionaba, los mordía, su lengua vibraba sobre ellos haciéndome estremecer, la temperatura iba subiendo por momentos, mis manos tiraron de su camiseta, mientras sus manos se colaban por debajo del vestido, acariciando la tela de mi tanga que comenzaba a estar húmeda, al mismo tiempo mis manos se deshacían de su vaquero, dejando ver unos bóxer negros.

Sus dedos apartaron la tela acariciando mi coñito, suave, recién rasurado, mi mano acariciaba su ropa por encima de la tela mientras nuestras lenguas jugaban traviesas, su polla estaba dura, tenía un tamaño normal, y según la acariciaba crecía hasta su máximo esplendor. Se puso de pie y mis manos bajaron e hicieron desaparecer sus bóxer, su polla saltó como un resorte quedando a la altura de mi cara, lucía bonita, en aquella penumbra podía ver salir una gota, mi lengua se acercó a recogerla, al tocarla él se estremeció, mi lengua recorrió su tronco sin dejar de mirarle, la metí en mi boca, mi lengua jugaba con ella, entreteniéndose en su prepucio, su mano se posó en mi nuca, y comenzó a instaurar el ritmo, yo acompasaba esos movimientos con mi mano, apretando su polla mientras mi boca le continuaba, su cabeza caía levemente hacia atrás, mientras sus ojos se entrecerraban, me apartó y me levantó,  se recostó sobre la cama poniéndose boca arriba e invitándome a subirme sobre él, mi coño quedó a la altura de su cara, sus manos apretaron mi cuerpo contra su cara, su lengua comenzó a masturbarme, y la mía le correspondía sobre su sexo, mi mano apretaba su polla a la vez que mi boca se penetraba cada vez más rápido, dos de sus dedos me penetraban, éramos silenciosos, los gemidos eran ahogados, toda la cabina olía a sexo y a lujuria, sus dedos entraban y salían frenéticamente mientras su boca se afanaba a succionar mi clítoris y a vibrar sobre él, yo tuve q parar no podía continuar, me faltaba el aire, mi espalda se tensó, él no paró y yo exploté en un intenso orgasmo, tras recuperar el aire me aparté de encima de él.

"quiero follarte" fue lo siguiente que dijo, me quitó el vestido y me tumbé sobre la cama, puso una rodilla sobre la cama puso una de mis piernas sobre su hombro y sin mediar palabra me penetró, mi gemido le hizo saber que todo estaba bien y comenzó a penetrarme duro, profundo, sus manos apretaban mis tetas, me hacía daño, pero estábamos tan cachondos que era placentero, tras unos minutos así se arrodillo sobre la cama ente mis piernas, volvió a entrar dentro de mi, sus manos se apoyaban cerca de mi cuello, salía del todo y entraba, cada vez mes rápido, embistiéndome con fuerza, mis piernas rodearon su cadera apretándole contra mi, mis manos rodearon su espalda, nuestras bocas se buscan con desesperación, su espalda estaba húmeda, sudaba, efectos de tanto alcohol y tanto placer, nuestras respiraciones eran entrecortadas, cambió el ritmo, movimientos cortos, rápidos, mis uñas se aferraban a él, arañaban su espalda, "sigue, vamos quiero que me des todo tu placer" esas palabras hicieron que nos desbocásemos aún más, éramos dos fieras entregadas al instinto, al placer, su respiración cesó, y con una penetración profunda se corrió, sentí como su polla se derramaba dentro de mi, como su orgasmo se fundía conmigo.

Se quedó inmóvil sobre mi, recuperando el aliento, mis piernas lo mantenían atrapado, me besó dulcemente, mientras su polla iba perdiendo rigidez, estábamos rendidos, se retiró de mi se puso los bóxer y el vaquero y bajo a echar un pis.

La luz me hizo abrir los ojos, estaba hecha polvo, miré a mi alrededor para ver donde estaba, debí de haberme quedado dormida cuando bajó del camión, él dormía en el asiento del conductor que había reclinado, dormía como un bebé su camiseta le arropaba como si fuera una manta, eran las 6,15 sabía que madrugaba pero no tenía ni idea de a que hora entraba a trabajar, me vestí, y le besé en los labios, peque despierta, a ver si vas a llegar tarde, le costó abrir los ojos, miro el reloj y se puso en pie, "nos da tiempo a un café antes de salir pitando, me invitas a desayunar" "eso está hecho caballero andiamo??" bajamos del camión, un señor arrancaba un coche aparcado en el descampado, nos miró con caras raras, reímos "estamos más locos".

No hay mejor forma de terminar una noche o de empezar una mañana que con un café y una tostada.